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UNIENDO CASUALIDADES

María (4)

María (4) Estaban en un bar, de noche. Los chicos solían ir a ver el fútbol y luego se quedaban a cenar. Júlia y Nieves habían acompañado a María para buscar piso toda la tarde. Se les había hecho tarde y Júlia tuvo la original idea de ir a un bar a cenar. “Una forma de ver si un barrio te gusta o no es por sus bares”- propuso. Con esas estaban cuando entraron en un bar semivacío con varias mesas libres. Escogieron la más cercana a los chicos aunque sin percatarse de su presencia.
Dos tríos, perfecto! No viene a cuento, pero un día oí comentar que la pareja es inestable de origen. El trío viene a ser la solución. Cuando hay una discusión un miembro de la pareja se atrinchera en una opinión y el otro en la contraria. Con el trío siempre habría un bando ganador, y con democracia!
Pablo estaba de cara a la mesa del terceto femenino. Con sus dotes de observador se dio cuenta que cada vez que una de las chicas, Júlia, hacía un sorbo a su bebida, paseaba la mirada de lado a lado.
-Venga Jorge, ahí detrás tenemos tres chicas que se lo tienen todo dicho, llevan un aburrimiento encima…
A Jorge no le gustaba éste tipo de situaciones comprometidas, salió del paso a su manera. Pero después de ir al baño y aprovechar para dar un vistazo a la mesa en cuestión, de repente, se le ocurrió una escusa para aproximarse. Vió que había tres de las cuatro sillas ocupadas.
-Perdón, está ocupada?- preguntó Jorge. Mierda, que pregunta más imbécil, con la cara que ponen está claro que se preguntan porqué no he cogido cualquier otra silla.
-Nada, esperamos compañía…Pero seré inútil, me han traicionado los nervios, en qué estaría pensando.
-Quiero decir que ahora vendrá mi hermano y… ”Mi hermano”. No podía encontrar una respuesta más original.
-Tu hermano? – Saltó Júlia. –Por casualidad no serás de éste barrio? Es que nuestra amiga, María, está buscando piso por aquí…
En seguida se añadieron Pablo y Tomás a la conversación. Los tres eran del barrio, Pablo y Tomás habían ido al mismo colegio, lo conocían bien. Se contaron éstas y algunas cosas más a cerca de dónde les gustaría vivir, con quién, cuanto tiempo, en qué ciudad, de qué trabajaban o estudiaban.
En algun comentario aislado a Tomás se le escapó una expresión en italiano y resultó que María lo estaba aprendiendo. Chapurrearon algo y como vieron que los demás no les hacían mucho caso siguieron hablando de cosas que sería una indiscreción desvelar. Sin embargo cuando, más tarde, sus amigas le preguntaron a María de qué habían hablado, enseguida se dieron cuenta que el chico se había sincerado sobre “su vida sentimental”.
Por su lado Nieves y Pablo estaban metidos en una discusión que había arrancado del ejemplo de María de buscar independizarse para estancarse en el intrincado debate de quién manda en la “seducción entre chico-chica”.
Jorge y Júlia participaban en la misma conversación pero evitando polemizar en ese tema que suponían conflictivo dieron con uno peor que destapó una herida mal curada de Júlia: “el reparto de tareas entre el hombre y la mujer en el hogar”.

[Desarrollaré cada una de las conversaciones en próximas entregas. Se merecen un capítulo a parte cada una, no? Si queréis que desarrolle algún otro tema, pues me lo decís a tonificante@gmail.com o por comentario, lo recibo igual en el correo, ok?]

3 comentarios

La Mariposa -

Me recuerda a las series juveniles que solía ver años atrás...

Besos voladores ;-)

Marta -

Se hace interesante estas posturas. Pero en esto tú eres todo un experto, y siempre sabes la respuesta adecuada en relación a los temas chico/chica...
Que simpático se hace Jorge :)