Mujer de la limpieza.
Tercera planta. Voy al cuarto donde tenemos los productos de la limpieza. Cojo todo el material para limpiar. Hoy toca limpieza de habitaciones: sacar polvo, barrer polvo, limpiar cristales y vaciar papelera. Entro en la 317. Es de un chico. La cama hecha, los zapatos ordenados. En la mesa un portátil, material de oficina y contra la pared en una plancha de madera hay una docena de fotos. Mientras paso el trapo del polvo me entretengo a mirar una foto que aún no había visto antes. Parece ser el chico con su novia. Está cuidadosamente metida en un porta fotos transparente donde en una esquina hay una foto carné de ellos dos. La foto de la pareja parece estar hecha en un restaurante, una cena. Me lo estoy imaginando.
Él viste una camisa blanca con rayas verticales grises delgadas y separadas que se compró con su madre. Ella una camiseta también blanca pero con rayas horizontales alternadas rojas y azul oscuro, muy elegante. Lleva pendientes de bolitas blancas de distintos tamaños distribuidas a lo largo de un hilo. Tendrán unos veinte años los dos. Quizás él está aquí de paso. Ésta es una residencia de estudiantes y algunos vienen de fuera. Las demás fotos son postales de las principales ciudades del país. También hay una foto de su familia. Sus padres muy señores sentados en dos sillas en el balcón de un piso. Sus dos hermanas de pie detrás.
Me gusta imaginar las vidas de los chicos que viven aquí a través de sus fotos. No toco nada, no me llevo nada. Sólo dejo volar mi imaginación a través de unas imágenes que significan mucho para ellos y llevan allí donde les lleva el destino. Soy una mujer silenciosa. Notan mi presencia cuando llegan a sus habitaciones porqué todo está más limpio y algunas cosas han cambiado un poco de sitio. Es un trabajo solitario pero no estoy sola. Me acompaña el recuerdo de mis historias cada vez que cierro la puerta de una habitación se abre otra dentro de mi. Ahora cierro la 317 y se abre en mi mente una puerta donde un chico está comiendo alegremente con una chica, mmm, me parece oler un conejo con orégano…
2 comentarios
zingara -
me encanta esta imagen de la mujer de la limpieza, que silenciosa y sin ser observada pasa por la vida de los demas; y que al mismo tiempo "alegra" su trabajo solitario con la imaginación.
También representa una forma de acordarnos de todas las personas que parecen invisibles o casi por la nuestra sociedad.
Me recuerda un poco un cuento que en italia se llama "la piccola fiammiferaia".
Ambrosía -
Un besito...