En ti está todo
[A partir de una entrevista a Antonio Jorge Larruy, La Vanguardia 28/12/2010]
Tengo la sensación que cuando tratamos a los demás ofrecemos una cara distinta en función de la persona que tenemos delante, de nuestras intenciones y del tipo de relación que tenemos con ella. No lo critico, es algo que aprendemos desde pequeños y no significa que seamos falsos o hipócritas por hablar de un modo distinto con nuestra madre, amigos, pareja o colegas.
El problema es que si habláramos más con nosotros mismos, como dice Larruy descubriríamos que “vivimos en un personaje alejado de lo que somos. En nuestro interior se encuentran nuestros deseos y anhelos, lo que somos”. Es decir, que si perdemos este diálogo, renunciamos a “sacar de nosotros lo que somos”.
¿Significa esto que tenemos que pensar en un diálogo con nosotros mismos todo el día? Al contrario, “lo real es la vida, no los pensamientos sobre la vida”. No hay que dejarse atrapar por los pensamientos. Se trata de “para, aflojar la crispación mental y emocional” que es el reflejo de que no vivimos directamente desde lo que somos sino desde lo que hay que ser.
¿Cómo creamos este personaje que nos acompaña desde la infancia? Larruy cree que este personaje es fruto de la socialización. “De niños se nos ha dicho cómo teníamos que ser y no cómo manifestar nuestra potencialidad, lo que tenemos dentro”.
Otra mala costumbre que tenemos es la de comparar. “Mientras nos medimos a los demás o a otros modelos bloqueamos este proceso. Las personas que más se desarrollan son las que más confían en sí mismas y sólo viven a fondo las que se entregan”.
Finalmente Larruy nos da una receta de tres pasos. Uno, meditar un rato cada día. Dos, crear desde dentro, dejar de vivir con una actitud de dependencia del exterior. Cultivar el desarrollo afectivo, intelectual y personal. Tres, reflotar y reeducar la dimensión interior, investigar sobre nuestras ideas profundas, dialogar con nuestro niño interior, ese al que no se le dijo : “en ti está todo”.