Paseo con mi sobrina
Estoy en la playa con mi sobrina. He dejado la silla anclada en la arena y ahora estoy medio metido en el agua, donde las olas besan la arena y ahora cubren mis inertes piernas. Mi sobrina ha entrado ya y de vez en cuando saca la cabecita para respirar, pero lo que a ella le gusta es bucear. De pequeña quería ser astronauta y dice que para ella bucear es parecido a lo que soñaba. Puede hacer mil piruetas dentro del agua y, de vez en cuando, con la compañía de algún pececillo despistado que anda cerca de la costa.
A mi sobrina le gusta llevarme de un sitio para otro. Y a mi me encanta. Mucha gente se ha ocupado de mi a lo largo de mi vida. He salido a pasear con mucha gente. Cada persona tiene su estilo, su forma de pasear, de mirar las cosas de la calle. Lo noto enseguida. Cuando alguien me pasea, me lleva. Aunque yo le diga dónde quiero ir me lleva a su manera y esto se nota. Mi sobrina me hace dar mil vueltas, parece que bailemos, jeje... Desconcierta a los peatones que no saben por dónde va a continuar después de un viraje repentino. Cualquier cosa que le llame la atención enseguida me la quiere comunicar: un titular, un libro, una persona, un objeto, un árbol, un reflejo de la luz, una frase pillada al vuelo en una conversación de vecinas de escalera o de un café... Me gusta salir con ella y dejarme llevar dónde ella quiera.
Ésta mañana hacía calor y un sol resplandeciente que pegaba con fuerza a mi silla mientras yo miraba por la ventana. -¿Quieres ir a la playa? - ha sugerido. Como respuesta he hecho una sonrisa como diciendo: ¿estás loca? ¿como voy a ir? Para ella no hay fronteras, barreras ni peros a objetar, lo que quiere lo consigue, lo que le ilusiona consigue que se contagie a los demás. Aquí estoy yo chapoteando un día de verano muchos años después de la última vez.
A mi sobrina le gusta llevarme de un sitio para otro. Y a mi me encanta. Mucha gente se ha ocupado de mi a lo largo de mi vida. He salido a pasear con mucha gente. Cada persona tiene su estilo, su forma de pasear, de mirar las cosas de la calle. Lo noto enseguida. Cuando alguien me pasea, me lleva. Aunque yo le diga dónde quiero ir me lleva a su manera y esto se nota. Mi sobrina me hace dar mil vueltas, parece que bailemos, jeje... Desconcierta a los peatones que no saben por dónde va a continuar después de un viraje repentino. Cualquier cosa que le llame la atención enseguida me la quiere comunicar: un titular, un libro, una persona, un objeto, un árbol, un reflejo de la luz, una frase pillada al vuelo en una conversación de vecinas de escalera o de un café... Me gusta salir con ella y dejarme llevar dónde ella quiera.
Ésta mañana hacía calor y un sol resplandeciente que pegaba con fuerza a mi silla mientras yo miraba por la ventana. -¿Quieres ir a la playa? - ha sugerido. Como respuesta he hecho una sonrisa como diciendo: ¿estás loca? ¿como voy a ir? Para ella no hay fronteras, barreras ni peros a objetar, lo que quiere lo consigue, lo que le ilusiona consigue que se contagie a los demás. Aquí estoy yo chapoteando un día de verano muchos años después de la última vez.
5 comentarios
Maitencillo -
Corazòn... -
En dìas pasados te habìa dejado comentario en este post, pero creo que no se quedo :(
Te decia que esta historia me ha gustado mucho, precisamente por el amor que se da, que se comparte y se siente a traves de las acciones de la gente que tenemos cerca. Un saludo
;o)
Tonificante -
Sergio -
SoURiRe -
Y lo malo es que aveces no somos capaces de apreciar lo que otros ven.... o los otros no aprecian lo que nosotros vemos y observamos...