Inmaterialismo materialista.
Estaba dentro del autobús mirando por la ventana la cotidianidad de la ciudad. Las calles, las personas caminando o esperando cruzar, los edificios, los parques, árboles, etc. De repente hemos pasado cerca de un parque donde yo solía ir a jugar con J.M. mi mejor amigo de entonces. Sin tiempo para rememorar juegos y fiestas de cumpleaños acaecidos allí, un elemento material me ha llevado a la siguiente reflexión (inmaterial).
Se trataba de una simple pelota de plástico con la que juegan los niños pequeños hasta los cinco años. Dicen que detrás de una pelota descontrolada por la calle suele ir un niño. Se dice para que los conductores vayan con cuidado y reduzcan notablemente la velocidad al ver una pelota cruzarse por su camino. Pues bien, esta vez no era un niño sino su madre la que iba en rescate de la caprichosa pelota. Ella sabía la importancia que tenía la pelota para el pequeño y ha arriesgado bastante metiéndose casi bajo las ruedas del autobús en marcha salvando la pelota en el último momento.
Entonces he recordado el enorme valor que dábamos de pequeños a ‘nuestras cosas’. A ese coche viejo sin color, a ese muñeco roto, a ese libro insustituible, a esa pelota que perdimos pero que siempre recordaremos…
Hay centenares de recuerdos que hablan de nuestra infancia. Hay centenares de objetos que materializan nuestra infancia.
Es así como he llegado al título extraño de este blog. Realmente, no todo el consumo y las posesiones materiales son malas. Hay objetos que pertenecen a lo personal, dicen de nosotros, son nuestra infancia y evocan recuerdos de forma que partiendo de lo material recuperamos curiosamente una parte espiritual de nosotros, una parte inmaterial…
3 comentarios
Sergio -
Tonificante -
Sergio -