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UNIENDO CASUALIDADES

Martes Santo

Martes Santo Pilatos había oído decir cosas de mi, yo también lo conocía como el procurador del volcán semita de Jerusalén. Hablamos bastante de la situación local. Pilatos parecía aislado y deseoso de compartir sus ansiedades y pedir consejo.
Aquella noche tenía quebraderos de cabeza. Los judíos lo sacaban de quicio. Eran demasiado volcánicos y por si esto no fuera suficiente, eran sutiles. Los romanos tenían una manera directa y franca de encarar las situaciones. Los judíos no se acercaban directamente, excepto reculando cuando convenía. Si se los dejaba a la suya, actuaban haciendo muchos recodos. La irritabilidad de Pilatos era debida a que querían convertirlo en la bestia negra en materia de disensiones religiosas.
Roma no intervenía en los asuntos religiosos de los pueblos conquistados, pero los judíos todo lo mistificaban y daban sentido político a hechos estrictamente religiosos.
- Lodbrog- me dijo, no se puede decir nunca cuál de los pequeños nubarrones de verano desencadenará la tempestad. Mi misión es mantener la paz y el orden. Ojalá gobernara otro pueblo y no esta colmena que no esta en paz con Dios. Ahora mismo, en el norte, hay un hombre, un pescador, que se ha hecho predicador y milagrero: quien sabe si pronto no tendrá todo el país detrás.
Según los informes que he recibido Jesús no es político. Confío que Caifás y Anás no nos lo convertirán en una espina política para hundirme. Son peligrosos, el verdadero sumo sacerdote es Anás, Caifás es su sombra.
Me satisfizo, un poco más tarde, poder hablar en paz con Miriam. Era inmensamente rica, por lo cual no la habían forzada a matrimonio. Tenía una fuerte voluntad y era difícil de torcer en materia de maridos.

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