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UNIENDO CASUALIDADES

Viaje en autocar

Viaje en autocar Sería un viaje largo de autocar.
Un amigo me esperaría la mañana siguiente al final del viaje.
Pasaría la noche entera durmiendo, o intentándolo, en el interior del autocar.
Mis compañeros de viaje harían el mismo recorrido, no sabia quién tenía que venir.
Cuando entré vi dos o tres caras conocidas desperdigadas por el autocar pero no me pude sentar cerca de ellos porqué el autocar estaba absolutamente lleno.
Sólo llegué a ver un asiento libre.
Ventanilla.
Al lado de una chica que conversaba animadamente con dos amigas que estaban sentadas en la misma fila al otro lado del pasillo.
Eran del mismo pueblo.
Entre risas y bromas empecé a conocer a todo el autobús.
La mayoría de gente se conocía y eran del mismo grupo.
Conforme fueron pasando las horas, más y más gente contribuían al concierto general de respiraciones profundas.
Yo no conseguía pegar ojo.
Suerte que había traído mi esponjoso cojín.
Lo pusimos entre las cabezas de mi compañera y yo.
Era morena, pelo largo y liso, labios gruesos, ojos marrones muy expresivos, voz serena y relajada.
Dormía como un lirón mientras yo tenía metido en los oídos el motor del autobús.
Así fuimos pasando la noche, cambiando la postura del cuello, del torso, cruzando las piernas, sentándome en el extremo del asiento o al fondo, apoyándome al cristal o al cojín,...
Sin embargo llegó un momento en que caí en un sueño superficial.
Al cabo de un rato me desperté y tenía mi mano debajo de su pierna derecha o su pierna encima de mi mano.
Acaricié su pierna mientras apartaba mi mano de su pierna y noté una sensación extraña: me sentí un poco culpable puesto que ella estaba dormida y no se enteró.
Ella tenía la cabeza recostada en el asiento y la boca sensualmente abierta.
Estuve a punto de despertarla, el sol ofrecía un amanecer espectacular abriéndose paso entre la bruma que cubría los campos de un verdor grisáceo.

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