The Forty-Part Motet
Estábamos dentro de una iglesia restaurada. Se mantenía la estructura original pero dentro no quedaban imágenes, bancos ni demás. Ningún ornamento, sólo paredes y techo.
Después nos daríamos cuenta que no nos hacían falta detalles ornamentales, el espacio que contienen las paredes de una iglesia actúan como magnífica caja de resonancia. Ese era el sentido a estimular, la oída.
Entramos. No había nadie sólo había un silencio penetrante. Nos sentamos uno frente al otro en el medio de la iglesia, justo en el centro.
Entonces se empezaron a escuchar unas voces. Parecían murmullos, risas, comentarios al oído. Luego se dejaron escuchar desde puntos dispares de la iglesia toses, gente sonándose la nariz, respiraciones sonoras…
De repente explotó como un trueno una melodía compuesta de 40 voces entretejidas que sumadas tenían cuerpo, ocupaban todo el recinto y nos deleitaron durante un largo cuarto de hora a base de una pieza de coro vocal sin instrumentos donde se podía apreciar toda la riqueza de matices de la voz humana.
Fueron minutos donde el alma se nos llenaba de paz, la respiración se nos hacía lenta y profunda. Cerrábamos los ojos. Nos mirábamos con una sonrisa de oreja a oreja y enseguida nos recogíamos otra vez y nos concentrábamos en la música celestial que se nos ofrecía…
[Museu MACBA. Exposición disponible hasta el 1 de Mayo de 2007. Janet Cardiff "The Forty-Part Motet" (A Reworking of Spem in Alium by Thomas Tallis, 1573), 2001]
2 comentarios
Tonificante -
Sí, fue de las experiencias más oníricas que he vivido. Sentirme tan lleno de energía en ese momento, tan emocionado y estimulado con la sorpresa de encontrarme en ese sitio y con esa persona y todo vivido como si fuera un regalo específico para nosotros dos...
zingara -