Palabras y comunicación
Parece ser que hay un barómetro invisible que distingue los parcos en palabras de los que tienen mucha labia. Según se mire se considera virtud o defecto un extremo o su opuesto.
Por naturaleza nos es más simpática y agradable una persona divertida que llene con palabras el incómodo hueco del silencio. Sobretodo si se trata de una conversación incómoda entre desconocidos o individuos que se acaban de conocer.
Sin embargo, a veces es preferible la persona ingeniosa que habla poco que la ignorante que no duda en criticar hasta los que tiene a dos metros provocando todo tipo de miradas reprobatorias que incluyen a su compañero de conversación.
Como decía, nos sentimos más cómodos entre palabras que entre silencios salvo excepciones que incluyen los charlatanes y los egocéntricos por exceso de palabras, los sosos por defecto y el selecto grupo que consigue el equilibrio deseado de prudencia para no meterse en vidas ajenas, de diplomacia en la selección de los temas, de medida para saber en que punto es mejor dejar de hablar para escuchar y de ingenio para que las anteriores características se conviertan en virtudes y no le conviertan a uno en un muermo, silencioso y aburrido.
Leí hace unos meses un estudio que desmentía el tópico de que la mujer habla más que el hombre. Tópicos aparte, creo que estaremos de acuerdo en que mientras los chicos jugábamos a fútbol en el patio de colegio, las chicas solían conversar más. Incluso cuando había un conflicto o se quería herir a alguien, los chicos usábamos los puños y los pies mientras que las chicas solían ingeniarse traiciones por medio de confidencias o de persuasivos discursos.
Personalmente creo que a los chicos nos cuesta más dar detalles, describir las emociones y deberíamos vestir un poco más nuestros relatos porqué a veces parecen un telegrama o un mensaje en clave a descifrar.
Pero sobre todo debemos tener cuidado en comunicar, en apartar la pereza que nos cierra en nosotros mismos, no perder el hábito de compartir el día a día o las emociones y pensamientos con los nuestros para así transmitir nuestra experiencia y nuestra esencia evitando ser unos extraños de nosotros mismos o crear malentendidos y discusiones que, por el poco hábito de comunicación, son más graves. Dicen que el 80% de la comunicación es no verbal. Hay personas muy expresivas que lo son sin necesidad de hablar mucho. Así que no os preocupéis si sois parcos en palabras, lo importante es saber comunicar.
5 comentarios
sara.galceran -
Jo em nego a parlar per parlar, prefereixo el silenci en aquest cas. La paraula no sempre és una bona consellera.
Daniel -
Así, a quienes venimos de latinoamérica nos resulta un tanto violenta la manera directa de hablar, que tienen en España. Por otro lado, a ustedes les debe resultar exasperante la cantidad de rodeos que solemos dar los latinos.
Sergio -
Tonificante -
Sobre los pensamientos profundos creo que sí se pueden transmitir en pocas palabras porqué si uno los ha pensado mucho es capaz de sintetizarlos.
Por ejemplo para decir lo de "pienso: luego existo" creo que se tiene que haber pensado durante algún tiempo y sólo son tres palabras.
Sergio -
Y, efectivamente, hablar es una cosa y comunicarse, otra. La cuestión es: ¿para comunicar un pensamiento/sentimiento profundo, es posible en muy pocas palabras?