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UNIENDO CASUALIDADES

El Barrendero

El Barrendero

[Un homenaje a los trabajadores de la limpieza]

Benito salía cada noche a limpiar las calles de su barrio. Primero iba con sus compañeros con el camión a recoger las bolsas de basura desperdigadas por las entradas de las casas. Más tarde se repartían unas cuantas calles cada uno para barrer las zonas más sucias.

Esa semana le tocaba la zona oeste. Un par de noches en el mismo portal había encontrado a una pareja de novios besándose y dándose arrumacos ajenos a todo.
Sin embargo esa noche sólo encontró la chica. Estaba sola, llorando. Pasó barriendo a una distancia prudencial cuando la chica le alargó el pañuelo de papel, con el que se había secado unas lágrimas, para que lo tirara.

- Es por él que lloras? - sugirió él.
- Sí, no se nada de él, hace mucho rato que le espero y ponto tengo que entrar en casa.
Cada noche estamos aquí y hoy era la última noche que podíamos estar juntos.
La semana que viene se va a Méjico y quizá no le veo en un par de años.
Su padre tiene unos negocios allí.
Se fijó que apretó el puño en pronunciar estas palabras.
-Qué llevas allí?
-Un llavero, nos lo hicimos el otro dia, él tiene uno igual.

Dejó a la chica con sus pensamientos puesto que creía que no podía hacer nada más por ella que escucharla.
Sin embargo, dos o tres calles más allá vió resplandecer un objeto en un rincón y para su sorpresa encontró el mismo llavero que había visto en la temblorosa mano de la chica.
Lo cogió y lo guardó en un bolsillo.
Oía voces a la siguiente esquina. Más adelante oyó pisadas rápidas y forcejeos.
Finalmente encontró a un chico herido por un fuerte golpe en la cabeza, inconsciente.
Supuso que era el novio de la chica y que lo habían atracado allí mismo. Llamó a una ambulancia y cuando llegaron las asistencias volvió al portal de la chica. Estaba vacío.
Miró hacia los pisos que se levantaban encima de su cabeza y la vió.
En el tercer piso una chica miraba a través de la ventana. Agitó el llavero como un poseso hasta que ella, que aún pensaba que vería aparecer a su chico por ahí, le vió.
La acompañó hasta la ambulancia y los vio partir juntos.

Semanas más tarde cuando le volvió a tocar la zona oeste tenía una nueva amiga que le esperaba con una bolsa negra de la basura en la mano.
-Suele echarla mi padre, pero a partir de ahora lo haré yo.
Mi novio está bien, gracias a ti sólo fue un susto.
Le dio un abrazo y se alejó con una sonrisa.

3 comentarios

vida -

hola muy bonito el relato..entre en tu blog y estuve chafardeando y la verdad q me gusto mucho tu blog,si me permites me gustaria darte el nombre de dos libros q hablan de la casualidad y q creo q seran de tu agrado.uno es la insoportable levedad del ser(milan kundera)y el otro las 9 revelaciones habla de q las casualidades no existen y q pasan por un motivo..son dos libros muy diferentes pero me encantaron.un saludo

Patricia -

Ayer cuando entré a saludarte y a contarte lo del post, no lei lo q habías escrito, es una historia muy bonita, y me ha conmovido mucho. Tienes un talento especial para escribir. Seguiré leyendo mas cositas, besos

Patricia -

Hola, me presento, soy Patricia de La Rioja, que casualidades de la vida, que hoy buscando unas fotos para mi post, llegué a tu blog. A un post que publicaste hace ya unos años, concretamente en el 2005, que hablaba sobre la libertad. Me he sentido tan identificada con él, me va a ayudar tanto en mi camino hacia la libertad que he puesto en mi post un enlace a tu blog, concretamente a ese artículo. También soy colaboradora de otro blog, en el que dan cabida las palabras, poemas, poesías, citas, cosas que te llegan al corazón y te enseñan, y creo q son unas importantes palabras, y también lo puse ahí. Espero sinceramente q no te moleste, quizás debí pedir primero permiso, pero ha sido sin mala intención. Y solo con el sentimiento de que a alguien mas le pueda servir, le pueda abrir los ojos, y dejarle continuar, y ser libre de si mismo. Un saludo, y gracias, vendré mas veces a leerte.
blueboreal.blogspot.com