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UNIENDO CASUALIDADES

Funcionariado

 

Me da particular rabia el funcionariado que te tira descaradamente en cara su reducido horario y sus pocas ganas de trabajar como si su "servicio" al país fuera un lujo y la conciliación con su vida privada lo más sagrado del mundo. Así que es normal el rebote que pillé las pasadas Navidades con una bibliotecaria.

Resulta que aproveché el único día libre que dejó el nutrido calendario festivo entre San Esteban y fin de año para ir a mi biblioteca de barrio, a veinte minutos de su cierre, a las dos del medio día.

Sólo iba para sacar un libro. Normalmente con cinco minutos me basta para buscar su disponibilidad  en el catálogo con el ordenador de consulta y localizarlo en el apartado de novela. Cuando llegué me encontré todos los ordenadores cerrados.

Cuando me asomé a la primera estantería de novela estalló el hilo musical a todo volumen (faltaban 15 minutos para cerrar y ya avisaban para que la gente fuera abandonando la biblioteca).

Cuando se me ocurrió preguntar a una bibliotecaria por el libro ésta me advirtió que el mostrador donde se registran los libros que te llevas a casa estaba cerrado y que en caso de encontrar el libro no podría sacarlo.

Con cara de pocos amigos me dirigí hacia la salida. Eran las 13:59.

A la salida me esperaba una bibliotecaria que me increpó diciendo que era la hora y que si ella no tenía derecho a celebrar las fiestas con su familia, que si yo no había tenido toda la mañana para acudir a la biblioteca...

Mi respuesta fue: "son las 14 en punto, en mi trabajo a esa hora empiezo a recoger. Si esta es tu idea de servicio público..."

 

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