Taizé (IV)

Del silencio surgen palabras, pensamientos, respuestas. Lo comparten con la presencia serena y tranquila del lago. La naturaleza se nos hace más cercana y nos sentimos parte de ella como si fuéramos un vegetal más con las raíces, nuestro alimento, en el suelo; y poco a poco brotaran nuevas ramas de nuestra existencia, nuevas espuestas, nuevas prespectivas que formaran parte de nosotros y que los demás podrán ver.
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