Reencuentro
Pilar y Eric se conocieron durante tres días en la ciudad de Él. Breve pero intenso el tiempo que estuvieron juntos. Eric la conoció de entre un grupo de autocar que había venido de una ciudad que se halla a más de 5 horas de viaje desde la suya.
Eric había sido guía del grupo, le gustaba su trabajo. Se conocía todas las calles, sus recodos, su gente, cómo habían nacido los barrios, qué tipo de vida se desarrollaba en cada calle, plaza, a qué hora... De Pilar le llamó la atención su conversación animada, su curiosidad e interés y, por supuesto, su simpatía y vitalidad. Tenía un corazón alegre y animoso que le contagiaba un nosequé que aún le suponía una motivación extra para su trabajo, su voz resultaba todo menos monótona. Pero, - vamos a ver- se preguntaba, - ¿qué se de Pilar? Conocía muchas chicas a diario...
Pilar no se dió cuenta. No tuvo con él un comportamiento especial, sinó que se desenvolvía con naturalidad, como siempre.
Sólo que, al despedirse pidió una foto con el guía, Eric, y le preguntó su dirección,para mandársela por correo como recuerdo, se lo prometió.
A la primera carta con foto le siguieron la primera felicitación Navideña, la carta veraniega, un detalle un día cualquiera, una llamada, un correo electrónico y... a partir de allí una llúvia suave, constante y precisa de muchos, muchos correos electrónicos...
Hacía justo 3 años y dos meses de la foto que inmortalizó su encuentro de 3 días y su despedida en aquella esquina de la ciudad y, después de éste periodo, se encontraban allí de nuevo. Les separaban 20 metros, se vieron, se reconocieron pese a apreciar rasgos distintos y el paso del tiemp. Sin saber cómo, se unieron en un abrazo fuertísimo, como podéis ver...
Los agujeros negros absorven energía de tanta fuerza que ejercen sobre el espacio que les rodea. Ese abrazo era cósmico, todo su entorno se vió prendado de él aunque ellos prescindieron de todo, se tenían el uno al otro y nada más existía.
Tres años acumulando sentimientos de la otra persona, experiencias, inquietudes, alegrías, miedos a que todo acabara, nuevas notícias, dudas al sentido de todo aquello, a la fidelidad,...
Tres años de profundo conocimiento mútuo y allí estaban. Parecía un sueño. ¿Era utópica su relación? Su relación había peligrado, pero la constancia de la llúvia había calado en sus corazones... ese era su poder, creer en sus posibilidades, tener fe en ellos, pese a la distancia, la confianza en un sueño que día a día se encargaban de realizar y se confirmó con ese fantástico abrazo y.. sí, el beso, no me olvido de él. Era un beso generoso, tierno y apasionado de ella que a él le sabía a recompensa, a bebida, a bálsamo... tres días se habían prolongado tres años que ahora les pesaban lo que pesan tres años llenos de vida.
Eric había sido guía del grupo, le gustaba su trabajo. Se conocía todas las calles, sus recodos, su gente, cómo habían nacido los barrios, qué tipo de vida se desarrollaba en cada calle, plaza, a qué hora... De Pilar le llamó la atención su conversación animada, su curiosidad e interés y, por supuesto, su simpatía y vitalidad. Tenía un corazón alegre y animoso que le contagiaba un nosequé que aún le suponía una motivación extra para su trabajo, su voz resultaba todo menos monótona. Pero, - vamos a ver- se preguntaba, - ¿qué se de Pilar? Conocía muchas chicas a diario...
Pilar no se dió cuenta. No tuvo con él un comportamiento especial, sinó que se desenvolvía con naturalidad, como siempre.
Sólo que, al despedirse pidió una foto con el guía, Eric, y le preguntó su dirección,para mandársela por correo como recuerdo, se lo prometió.
A la primera carta con foto le siguieron la primera felicitación Navideña, la carta veraniega, un detalle un día cualquiera, una llamada, un correo electrónico y... a partir de allí una llúvia suave, constante y precisa de muchos, muchos correos electrónicos...
Hacía justo 3 años y dos meses de la foto que inmortalizó su encuentro de 3 días y su despedida en aquella esquina de la ciudad y, después de éste periodo, se encontraban allí de nuevo. Les separaban 20 metros, se vieron, se reconocieron pese a apreciar rasgos distintos y el paso del tiemp. Sin saber cómo, se unieron en un abrazo fuertísimo, como podéis ver...
Los agujeros negros absorven energía de tanta fuerza que ejercen sobre el espacio que les rodea. Ese abrazo era cósmico, todo su entorno se vió prendado de él aunque ellos prescindieron de todo, se tenían el uno al otro y nada más existía.
Tres años acumulando sentimientos de la otra persona, experiencias, inquietudes, alegrías, miedos a que todo acabara, nuevas notícias, dudas al sentido de todo aquello, a la fidelidad,...
Tres años de profundo conocimiento mútuo y allí estaban. Parecía un sueño. ¿Era utópica su relación? Su relación había peligrado, pero la constancia de la llúvia había calado en sus corazones... ese era su poder, creer en sus posibilidades, tener fe en ellos, pese a la distancia, la confianza en un sueño que día a día se encargaban de realizar y se confirmó con ese fantástico abrazo y.. sí, el beso, no me olvido de él. Era un beso generoso, tierno y apasionado de ella que a él le sabía a recompensa, a bebida, a bálsamo... tres días se habían prolongado tres años que ahora les pesaban lo que pesan tres años llenos de vida.
1 comentario
Marta -
Buen post.