Panem et circenses (versión taurina)
[Imagen de Paloma Aguilar]
Han llegado al Parlament de Catalunya unas 180.000 firmas para prohibir las corridas de toros en el territorio.
Seguramente no seré el único en preguntarme cuantas de esas personas han firmado por amor a los animales o por aversión al olor a rancio español que le sugiere el mundo del toro.
A mi particularmente no me enorgullece especialmente que hayan corridas de toros, San Fermines, tomatinas u otras fiestas folklóricas que en pleno siglo XXI pueden parecer fuera de lugar.
Sin embargo, no he firmado. No por sentirme más español que catalán, no.
Simplemente porqué me parece que hay cosas más importantes sobre las que legislar.
Me parece inútil y un debate interesado para salir al periódico y dar determinados mensajes al personal.
Como decían en “La Vanguardia”, ¿no habría que legislar antes sobre ludopatía, esclavitud (sexual, laboral), civismo?
A este paso se legislará incluso que los perros tengan derecho a dos paseos diarios o se les prohibirá a los turistas llevar calcetines cuando llevan chanclas.
Me parece que últimamente en Catalunya se está legislando demasiado (con el Estatut, por ejemplo). Soy partidario de dejar más libertad.
Si nos ponemos a analizar el panorama cultural y deportivo: ¿a caso no habría que legislar sobre los horarios de algunos partidos de fútbol o por la excesiva presencia que tiene el deporte en los telediarios, por ejemplo? Pero claro, no interesa.
Se intenta desviar la atención hacia otros asuntos de carácter ideológico o moral (como ya intentaron con la ley del aborto durante las Europeas).
Ya lo decían los romanos:
Pan et circenses
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