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UNIENDO CASUALIDADES

Viernes Santo

Viernes Santo La mañana siguiente volví a ver Miriam al patio de Palacio. Parecía dormida. No se fijó en mi, le costó reconocerme. Tan lejos estaba su mirada que me recordó aquel leproso de Samaria. Llevaba un mensaje ilegible en los ojos.
- Le he visto, Lodbrog! –musitó.
- Quieran los dioses que no le hayas afectado tanto como el a ti. Quién es El? Quizá alguien que ha vuelto a la vida para ponerte a los ojos esa luz?
- Ha vuelto otros a la Vida –contestó. Creo que Jesús ha vencido a la muerte. Es el príncipe de la luz, el hijo de Dios. Le he visto, te lo juro que creo en el.
Esa Miriam no era la que había tratado de plaga Jesús.
- Te ha hechizado – dije.
Los ojos se le humedecieron y se hacían hondos.
- Oh Lodbrog! es hechizador, más allá de lo que te pueda describir. Si le miras contemplarás toda la bondad y compasión del mundo. Le he visto, le he oído. Lo he dado todo a los pobres y le sigo.
Estaba con Pilatos cuando entró su mujer diciendo:
- El divino está con el, tiene un conocimiento personal de la naturaleza de Dios, los Dioses están hechos de su substancia.
Un hechizador de mujeres, pensé. Pero me equivocaba, también lo era de hombres. Hechizó a Pilatos y a mi.

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