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Relatos

Paseo Romano II

[Continuación de un post de Galatea: Paseo Romano I]

"Julio Cesar le concedió la categoría de municipio. Realmente Tortosa fue importantisima en la epoca romana, tenía Colegio de sevires augustales, tributaba culto a Jupiter, Mercurio y Pan." . Dertosa, un día de invierno.


Mi querida Elisea,
Más aun sueño con nuestro reencuentro, nuestros paseos por la próspera ciudad que de aquí 41 meses abrirá sus murallas a todo el mundo para ofrecersele con todo su esplendor. El Puerto Fluvial, el Foro, las Termas y, oh, el Teatro. Cuánto lamento no haber presenciado tu estreno en ese marco incomparable. Desde el púlpito cautivaste tanto a senadores como patricios.
Dertosa, desde que goza de la autonomía otorgada por el César y es mantenida por nuestros tributos no dejamos de crecer. Nos beneficiamos de la cercanía de Tarraco, la gran metrápoli al este de tu ciudad.
Participo de la vida pública del municipio acudiendo semanalmente al Foro para negociar con comerciantes de otras ciudades, como el bien conocido Publius Cornelius, hombre eficaz y de fiar. Frecuento con más asiduidad el mercado martítimo tarraconense donde, a decir verdad, realizo las principales gestiones. La comunicación con Caesaraugusta es fluida, nunca mejor dicho.
Las aguas del Ebro llegan anchas por estos lares y el sentir de la ciudad se alza magestuoso en forma de esbelto puente, bella estructura que nos comunica hacia las tierras de poniente.
Últimamente estoy dedicándome en cuerpo y alma a las fiestas que ha convocado el governador en motivo de las victorias de nuestra legión Bética por las tierras meridionales de la cuaderna Sur.
A su solicitud propongo dos días dedicados a la música, representaciones teatrales y para distinguir en honores nuestra lengua: el concurso literario más prestigioso de nuestra demarcación. Son iniciativas sin precedentes que sólo pretenden cultivar disciplinas que me divierten y enriquecen las segundas partes de la jornada. Todas las mañanas las dedico a mis negocios pero durante las tardes paseo con algunos poetas y compongo mis propios poemas o cultivo otros géneros literarios. El último que me ocupa es la elaboración de nuestro árbol geneológico. Ni qué decir tiene que las tintas de mi estilete supuran de versos dedicados a vuestra merced!
Mi querida Elisea, quién pudiera pasear en tu compañía, quién pudiera relajarse en los siempre reparadores baños termales, oir los cantos angelicales o los versos encantados que vuestra familia pone nuestra disposición.
Mientras escribo éstas sinceras palabras observo el mismo río que me une a ti, que serpentea la tierra que de ti me separa, el mismo que me llevará de vuelta contigo.
Hago entrega a mi fiel y obstinado mensajero Hermes de éstos y otros deseos que entre líneas. Tu que conoces mi corazón, los sabrás leer y conservar en el tuyo.
Tu siempre amado,
Claudio.

Aetalag (V y último)

Nos dirigimos a un local, atravesando el barrio antiguo, entre callejuelas, donde servían infusiones. Nos sentamos. La tenía más cerca que nunca pero, sin embargo, la sensación era extraña. Ahora la podía ver bien, pocos centímetros nos separaban, sin embargo, ah! Ya se! Era esa mirada… Removía lentamente el te, con una cuchara, pero lo hacía distraídamente mientras miraba a la calle. Quizá lo hacía a menudo, se perdía sobrevolando su realidad para encontrarse en algún lugar del Norte con su amado.
Cuando regresó, empezamos a charlar sin muchas ganas. Los silencios abundaban, la distancia era mucha. Para romper el hielo no sobrepasamos los tres o cuatro temas habituales entre desconocidos. Cuando se conoce a alguien epistolarmente, desde los sentimientos, las profundidades del alma hay un conocimiento ineludible para hacer completa la relación, para seguir avanzando. Sólo cuando se produce el encuentro personal se puede seguir conociendo a la persona sin perderse en una navegación a la deriva. Ya no podía seguir más tiempo ascendiendo por el río sin llegar a SU puente de piedra, sin reunirme con ella. Tarde o temprano teníamos que encontrarnos de verdad. Así fue.
Me sugirió ir a visitar un poco la ciudad. Ese día no escriviría nada, dijo. Me tenía a mi hoy, no se tenía todos los días algo que hacer fuera de pensar en una cuarta dimensión paralela a su realidad. De hecho vivía encerrada en su pasado. Le era una carga afrontar el presente.
La tarde pasó volando. Templos, esculturas, arte romano… Hasta que me llevó a unas danzas cerca del puente, en la plaza, antiguo foro romano. Eran las siete de la tarde cuando sonaron las campanas.
De inmediato le agarré la mano, estaba temblando, la sostuve, la abracé y al notar un peso muerto en mis brazos, la llevé hasta encontrar un sitio adecuado donde dejarla descansar. Un leve mareo, susto. Se tomó un dulce y escuchamos la música. Pronto empezó a seguir el ritmo con los pies y, de pronto, empezo a bailar. Yo intentaba dejarme llevar pero al seguir sus pasos me perdía, un desastre. Luego en un baile en círculos con toda la plaza me fui animando y al final terminé bailando mejor de lo que pensaba, hasta no lo hice tan mal.
Llegó la noche, sobre la ciudad se cernía la niebla que todo lo envolvía y enmarañaba. Llegué, sin saber muy bien cómo a mi habitación. Estaba todo a oscuras, rocé la puerta con mis manos para cerrarla y, ahhh! Me he pinchado con un trozo de madera suelta, ah, debe ser ese clavo mal clavado. Me tumbé en la cama y…
Al día siguiente tomé el barco río abajo. Me había olvidado de todo. Parecía no saber distinguir los paisajes entre la neblina matinal como difusos eran los pensamientos que rodeaban a Aetalag. Partimos, soltamos amarras. Parecían sueños… algo enterrado en algún lugar recóndito de la memória pero, ah! Recordé que me dolía el dedo cuando toqué un remo. Sí, Aetalag, la dama de la niebla había estado conmigo. Me tumbé y, allí atrás me pareció ver una figura encima del puente blandiendo un pañuelo.

Aetalag (IV)

Aetalag (IV) Por fin, pasó lo que era natural que pasase. Nos acabamos encontrando físicamente. Quedamos en el Puerto. La reconocí y levanté ligeramente mi brazo derecho, como habíamos acordado.

Era tal y como la recordaba. Altiva, cada uno de los átomos de su cuerpo procuraba estar lo más estirado y derecho posible. Fuerte, su porte digno, semblante serio. Rostro bien proporcionado: frente ancha, pómulos altos y labios carnosos. Su recogido no dejaba ningún cabello al azar, lo protegía con una prenda negra. Su mirada era directa, la proyectaban dos enormes ojos oscuros. Su nariz no destacaba, sólo era un relieve más de su pálida tez que se levantaba sobre un cuello arropado por unas ropas de terciopelo rojo que culminaban con un favorecedor cuello blanco ondulado.

Balbuceé un saludo, le besé la mano y aguanté la mirada de abajo a arriba cuando me incorporé.

-Tenía que conocerte. Aunque hasta ahora sólo te haya leído y observado de lejos, quería saber algo más de ti, en persona. Eres la dama de la niebla, del misterio. Apareces y desapareces de ella para ir al puente y, siempre a la misma hora, tirar una botella mensajera mientras tu mirada se pierde en algún lugar delante de ti.

-Buff… estoy agotada, una carga muy pesada me oprime. Conocerte ha sido para mi una liberación. Los mensajes en el río no tenían como objeto encontrarte. Los escribía y los sigo escribiendo por otro motivo. La hora concreta en la que realizo los envíos también, todo tiene una explicación, otra cosa es que te la de ahora. De todos modos compartiré mi pesar y mi infinita tristeza contigo. Esa tristeza es la que me acompañaba cada tarde cuando me has visto.

Anduvimos por el paseo que acompaña al río y me fue contando entresijos de su pasado.

El Amor Arrebatado centra mi vida. Sólo me he enamorado una vez. Eso no significa que me cierre por completo a nada. Sólo siento que algo irrecuperable “se fue, se perdió por ese camino del que nunca vuelve, se alejó y desapareció para siempre. Por ahí se fue mi Amor”. Durante años lo tuvieron encarcelado, preso, privado de toda libertad. Estaba muy al norte, donde los barcos quedan encallados en el mar y los días duran meses. Él fue preso de guerra pero durante una revisión, por error fue confundido por otro preso que se fugó en su lugar. Ese cambio de identidades fue terrible, le supuso pasar un total de cinco años en la cárcel más fría e hinóspita del continente. No se me escaparon las noticias sobre él y la “vida” en la cárcel, un maldito día me enteré que le ejecutaban. Asistí. Eran las siete en punto de la tarde cuando un gritó ahogado finó su vida y enterró la mía. Sólo así, escribiendo cada día a la misma hora consigo alejar un poquito más la soga del error, la fatalidad, la injusticia y la infinita tristeza.

Aetalag (III)

Aetalag (III) Aetalag no se asustó al leer el mensaje. En la primera ocasión que tuvo le escribió un mensaje a su atrevido lector facilitándole su dirección y así fue como se siguieron carteando con más comodidad aunque no dejó de entregar botellas al río. Basaban su relación en la confianza. No buscaban nada en el otro que no fuera compartir sentimientos, pensamientos y experiencias que les inquietaban, les apetecía compartir,… Para ella era importante conocer de primera mano las sensaciones de lo que escribía sobre su fiel amigo. Para él era un constante descubrir y descubrirse. Fruto de sus experiencias anteriores le planteó su deseo para su relación de amistad:

Para mí el más grande tesoro que hay en el mundo es la amistad. Es lo único que realmente nos pertenece puesto la vida nos ha sido dada y todo lo que tenemos se nos puede ir sin previo aviso en la primera riada. La amistad no. Si algún ideal tengo, si alguna utopía creo posible se trata de la amistad… “ese espacio donde cabe la espontaneidad, el respeto, la alegría más pura de vivir, de vivir a fondo, de experimentar y sobretodo ese espacio en el que entre los dos se crea un clima de complicidad y sinceridad difíciles de encontrar”.
Pronto desearía verte, vale más media hora de encuentro físico entre dos personas que cientos de cartas… Hacemos más caso a la opinión directa de un conocido que las reflexiones de terceras personas en un libro. Las palabras se las suele llevar el viento, tarde o temprano, los hechos pesan más.
Por carta nos damos una imagen no del todo real... Tu sabes seducir al lector con esa sensibilidad y con esas palabras que tienen esa magia que te une a él, espiritualmente hablando… Supongo que fue ésta carga espiritual que me conecto a ti...
Pronto quiero poner a prueba mi ideal de amistad. No se trata de un estado intermedio antes del “algo más”. No es algo menos que el amor y algo más que el ser conocidos. Los amigos se tienen el uno al otro como “el niño y la niña que, perdidos en el bosque se agarran de la mano para reconfortarse y buscar una salida común”. Es ese compartir, ese poner la vida en común mi ideal de amistad querida Aetalag.

Aetalag (II)

Aetalag (II) Dicen que los salmones son capaces de nadar contracorriente, río arriba, para ir a morir en el sitio exacto donde nacieron. No todos lo consiguen. A veces eso significa salvar cascadas de más de dos metros y lo logran sin escatimar esfuerzos.
Cada dia remontaba el río con mi embarcación para llegar a la hora exacta y ser el primero en leer el texto de la chica. Solía transcribirlo por la noche, guardarlo en un bagul y, al dia siguiente dejar que la botella siguiera su destino para que otros destinatarios tuvieran la misma suerte. Aetalag me llenaba noches y días de sueños magníficos y así fueron pasando días, semanas y meses sin que ningún día dejara de acercarme al río de piedra para contemplar la mirada perdida de Aetalag y el inefable momento en que la botella impactaba con el agua del río.
Esa mirada perdida le decía tantas cosas… estaría tan sola… Quizá no tenía a nadie y esa era una manera de entretener las horas muertas en su casa atrapada por el inmutable silencio. No sentía compasión sinó respeto. Las historias de la chica le hacían fantasear, había un mundo paralelo donde todo era posible y no había reglas, convenciones sociales, bien ni mal. Las lecturas le sumían en tal estado de placer que un enorme deseo de agradecimiento le poseía y… enseguida se daba cuenta que no… que una cosa era la fantasía y otra la realidad. Los textos no le pertenecían a él y la autora no reclamaba respuesta ni intercambio alguno. Debía respetar su libertad. Sin embargo su corazón era de la misma pasta del instinto de los salmones y venció todas sus resistencias para avanzar río arriba hasta el puente.
Quería conocerla. . Sabía muchas cosas de ella que ahora no le servirían de nada. Como el puente no era el rincón donde soñaba cada noche tampoco sus fantasías se harían paso en forma de frases y diálogos con ella. Se sentía bloqueado, impedido y cojo al no poder usar la fuerza y habilidad de su imaginación para interaccionar con ella y tener que salir del paso con torpes palabras que no serían oídas por venir de un desconocido. Valdría la pena el riesgo? Quizá después de su encuentro ya no enviaría más mensajes o cambiaría de río o de puente.

1a Propuesta: Etna Cifi Not sigue en el punto más alto del puente y se reune, a la hora de siempre, con Aetalag.

2a Propuesta: Etna Cifi Not deja una botella en el puente con el mensaje “no soy de los que dejan escapar a personas especiales como tu… así es la vida: te cruzas con sólo unas pocas personas interesantes a lo largo de este corto camino. Quieres ser mi amiga? Volveré”. Se esconde y se asegura que Aetalag lo recoja y lo lea.

Aetalag (I)

Aetalag (I) La conocí en Atsu Guara Seac lanzando cada día una botella a las aguas del Orbe. Yo soy Etna Cifi Not, navegante. Distribuyo mercancías de Atsu Guara Seac hacia poblaciones más al este o al revés, importo mercancías marítimas río arriba hasta la ciudad.
Cada tarde al arribar a puerto una chica, Aetalag, está en lo más alto del puente. Su tez altiva, erguida sobre un cuello bien arropado. Guantes de piel sostienen una botella. Cuando el último barco ha atracado al puerto ella, sin dejar de mirar al infinito, deja caer su botella al río y, cuando la ve desaparecer, se va, como una sombra entre la niebla. Cada día, a la misma hora.
Una tarde soleada me atreví a realizar un plan que hacía tiempo que me rondaba en la cabeza: tirarme al río para recoger la botella. Como cada tarde Aetalag soltó la botella y al cabo de unos minutos la vi pasar y, sin pensarlo dos veces, salté hacia ella. Una vez en tierra, en la misma orilla abrí la botella que tapaba un pedazo de corcho. Del interior de la botella saqué un trozo de pergamino escrito con mucho esmero con la tinta habitual. Leí su contenido y me asombré. No estaba habituado a leer más que tratados comerciales y otros documentos establecidos para el comercio. Eso era... nuevo, mágico, estimulante, fantástico.
Era una narración que llamé novela puesto que en navegación hay un instrumento, la "manivela", que sirve para desplegar lo que se conecta a ella mediante una cuerda y, ese pedazo de papel escrito con tinta, aquella tarde, me desplegó la mente!

Pompas de jabón

Pompas de jabón Érase una vez un chico, camarero en verano, que salía del bar hacia la terraza llena de mesas y sillas la mayoría atendidas, algunas por atender. Era una agradable tarde de verano que discurría sin mayor dificultad. El chico estaba más bien cansado, muchas horas de trabajo, pocas horas libres, ningún dia de descanso. En un instante cualquiera, sin pedir permiso le fue a reencontrar la vieja “ilusión de la infancia”.
Una niña se había levantado de la silla donde descansaba junto a su padre y corría hacia una pompa de jabón. Con una sonrisa en la cara y sin perder “su” pompa, crece su entusiasmo, la confianza en si misma y se lanza a seguir su traviesa y juguetona pompa. Era algo maravilloso. Veía en los ojos de la niña la fascinación que una vez a él le produjo “fabricar” sus propias pompas de jabón.
Era tan sencilla y perfecta a la vez... apenas unas gotas de jabón con una caricia de aire, le sugería algo tan mágico como imaginar el propio Dios soplando larga y cuidadosamente para formar la Tierra, como le contaron de pequeño. Seguir el vuelo errático de ese globo transparente le sumió en sueños. Ahora se dejaba transportar como si él mismo fuera una pompa de jabón.

Era como el dejarse mecer por las olas del mar. El viento jugueteaba con él, se sentía tan ligero... no sentía nada: ni el peso de la bandeja repleta de copas y botellas sobre su maltrecha muñeca, ni inoportunas punzadas lumbares. No tenía que agacharse para recoger la mesa, hacer equilibrios con la bandeja ni preocuparse por... sólo dejarse mecer por las caprichosas corrientes de aire. Si ascendía o caía no le importaba, se retorcía, daba círculos imposibles o trazaba parábolas perfectas, giraba o cambiaba de ritmo brúscamente. Cuando ya no le embriagaba el movimiento constante se dio cuenta de que unas manitas no paraban de agitarse no muy lejos de él tratando, en vano, de recogerla. Eran las de la niña. Estaba volcada en el juego y encantada de conseguir atrapar esa esfera de cristal que, sin avisar, se le había escapado sin darse cuenta que cuanto más movía las manos, más se alejaría de tocar la pompa. Le fascinaban los colores de esa pequeña esfera acuosa: un fluido de colores azulados iba girando por las paredes de la esfera por efecto de la gravedad y debido al incesante girar de la pompa. Si se fijaba con detenimiento podía verse reflejada, pero al revés. Paró de mover las manos para concentrarse en los reflejos de la pompa,entonces, como si perdiera energía, la pompa fue bajando lentamente hacia el suelo frío de piedra. Pero entre la pompa y el suelo había el espacio suficiente para que una suave mano infantil se interpusiera entre los dos y... PLAF, el más etéreo producto de los sueños de la niña fiel a su naturaleza efímera desapareció con la misma mágia fascinante con la que había aparecido.

Así fue como conluyó un reparador paréntesis para el chico, un sano ejercicio de imaginación para colorear la (a veces) fría, dura, aburrida y previsible realidad. Ahora sentía esa realidad concentrada en el peso de la bandeja.
- Una caña para mi y un zumo de melocotón para la niña, le dictó el padre.

Me miraste

Me miraste Hay muchas formas de decir “te quiero” y muchas más de decir “sí”. Ese es su caso. La respuesta por parte de Ella no se hizo esperar.

Fue una mirada: blanda, húmeda, tierna, especial... natural, espontánea... perdida... Tus oscuros ojos almendrados, espejo del alma, me hablaban en ese instante único en que me lo decías todo. Emoción, entusiasmo, sorpresa... entre divertida y emocionada sonríes discretamente, sin querer y tu mirada perdida da de bruces, antes de extraviarse, con mis ojos... ojos despiertos, bien abiertos, atentos, que quieren desvelar e interpretar todos los secretos y mensajes que lleva.

No hizo falta mediar palabra, sellaron, con un beso su compromiso.

¿María con Jorge? (14)

¿María con Jorge? (14) Hay dos clases de personas respecto al enamoramiento: el amado(expectante) y el amante(activo). María estaba más cómoda en el papel de seducida que de seductora. Éste sentimiento personal de verse en uno u otro papel es clave. Dos personas que se sientan igualmente amantes o amados, seductores o seducidos no llegaran muy lejos si alguno de ellos no cambia de rol. En todo enamoramiento, para que funcione, uno tiene que arrastrar al otro, uno debe dejarse seducir por el seductor, si los dos esperan ser seducidos por el otro el resultado es un cúmulo de despropósitos y malentendidos. En éste caso María tenía que ser la seductora y Jorge el seducido.
Poco a poco María comprendió el rol que le tocaba representar viendo la naturaleza de las cartas que recibía de Jorge. Al principio era sorpresa, turbación o desconcierto la sensación que la embargaba. Poco a poco se sentía divertidamente cortejada y como si de un juego se tratase, empezó a responder cada una de las cartas con las suyas. Así me gusta, no hay que dejarle solo sufriendo, hay que colaborar, “the show must go on”. Ir a clase de italiano era una cita de intercambio de cartas y la escuela, una sucursal de Cupido. María nunca había tenido la autoestima tan alta como entonces y el cambio no le pasó desapercibido, se sentía mejor. Por un lado veía que era más amable, pícara, sociable y natural desde que conocía a nuestro terceto masculino y, lo que era muy importante, se sentía más mujer. Se sentía querida y seducida a todos niveles. Jorge le enamoraba desde las sutilezas del alma y, más tarde, saliendo juntos, desde la interacción física: juego de miradas, sonrisas, caricias, arrumacos y demás repertorio de enamorados. María se sentía más alegre, divertida y ligera que nunca.
Sin embargo conservaba en su interior la determinación de vivir el Amor sin traicionar sus nobles principios. Con una vida en común con Jorge, fueron configurando un amor cotidiano en pareja basado en el mútuo acuerdo, la confianza, la reconciliación, el diálogo, la apertura de miras, la independencia, autonomía, compromiso, sacrificio, comprensión... Eran una pareja dinámica, divertida, ingenua pero llena de detalles, sorpresas, actividades, rincones y variedad de momentos vividos, de mucha, mucha vitalidad. Si algún defecto tenían se lo perdonaban aunque no por eso se tenían menos respeto o se exigían menos. Eran limpios de corazón pero debieron aprender a convivir y poner en práctica sus ideales de amor, sí, aunque a algunos les parezcan de otro mundo, puede que sean más prácticos y recomendables de lo que parece.

Hasta aquí la presentación de 6 personajes, 6 relaciones: 3 conversaciones amistosas cruzadas más 3 opciones de noviazgo: 1 fustrada, 2 en proceso (una más provisional que la otra). Éste es el balance numérico, bastante afortunado y optimista, todo hay que decirlo, puesto que el contexto era más de comédia que de drama. Acabo ésto el Día de San Valentín (odio éste día) que con decisión taché un buen dia de mi lista de días señalados en beneficio del 23 de Abril, día de Sant Jordi, día de los enamorados, del libro y la rosa. Bueno, no me olvidéis, el blog sigue generando sorpresas.

¿Pablo con Julia? (13)

¿Pablo con Julia? (13) [Inspirado en "La carta esférica" de Arturo Pérez-Reverte]
Pablo soñaba. Soñó que se volvía loco y la seguía hasta el faro del fin del mundo entre vientos y naufragios y que ella pretendía algo más que utilizarlo a secas. La quería, sentía deseo de ella. Una llúvia constante caía inmutable mientras ella estaba cerca del faro. Destellos de relámpagos encendían el cielo y le mostraban con brutalidad a su amada. Los dos cuerpos empapados se encontraron, se cobijaron bajo la entrada del faro y su deseo se fundío en el contacto de su cuerpo firme con el de ella, tembloroso. Sentía el latir de su corazón a través de su pecho, la sostuvo con fuerza y entrepuso su boca entre sus labios temblorosos, de forma prolongada, hasta que dejó de estremecerse. Ahora fue ella quién lo puso sobre el suelo, sobre sus ropas mojadas, le aguantaba la cabeza con su mano y sus bocas se buscaron con ansia. La mirada perdida de ella, el deseo incandescente de él. Se levantó y salió hacia la playa, él veía su andar equilibrado y la seguía, mientras percibia las curbas que marcaba la ropa mojada: su recta línea que aparecía desde su cuello y que moría en su cintura. Se abrazaron y se dieron cuenta que estaban metidos en el mar que les impulsaba a empujones sobre la arena. Sus cuerpos se entrelazaron buscándose, violentos, golpeandose con carícias, besos desesperados, oleadas en la cara mientras el sueño se diluía en un agrio sabor a lágrimas, agua salada y saliva.
Pablo no vió jamás en Julia la chica de aquél sueño y Julia era demasiado realista y práctica como dar pie a esas ensoñaciones de Pablo. Él lo intentó, pero después del primer encuentro se dió cuenta que sus sueños no se correspondían con Julia, no se entendían. Veía en Julia una mujer muy fría y calculadora, poco dada a la pasión y a soñar juntos construyendo un mundo paralelo de fantasías en pareja. Julia era celosa de su intimidad, su independencia, sus pertenencias y no estaba dispuesta a compartir su vida con un chico que no le faltaba atrevimiento pero que no era fácil de manejar. Pablo era muy pasional e indomable para ella, demasiado. Quería alguien más docil, atemperado. Quizá Jorge?
El mar encalmó y salió el sol elevándose por encima del horizonte de un mar sereno ante la noble presencia del faro. Pablo siguió su vida y Julia la suya, sin engaños, errores ni rencores.

¿Nieves con Tomás? (12)

¿Nieves con Tomás? (12) Tomás se había comportaba tal y como esperaba de un chico digno de ella. Paciente, atento, tranquilo aunque siempre al caso y con una propuesta en los labios.
Claro, tengo novio, por ahora, y sería feo dejarlo para tener una aventura. Cierto, no tengo muchos problemas para ligar. Otra cosa es que el chico me convenga, pero no, no tengo problemas en encontrarlos. Pero si buscas algo especial cuesta más. En mi actual relación no estoy del todo satisfecha. No nos damos por completo, sin reservas. Tengo miedo de que me deje algun día y él igual. Nos queremos pero no es el amor de nuestra vida, es algo pasajero, frágil. Quiero algo más, algo que valga la pena, algo más serio. Pero, ¿como se que Tomás es el? Me enamoro demasiado a menudo. Sin embargo no puedo estar esperando a que venga. Claro que si tomo la iniciativa... los chicos se sienten intimidados si la chica tiene las ideas demasiado claras. Pero ahora tengo novio y me siento incapaz de dejarlo. Pero hemos roto y reenganchado tantas veces... pero en el fondo es una relación poco formal. Creo que me engaña y yo, a veces también, se que no vamos a durar. Pero les quiero a los dos. Claro que lo de Tomás es más reciente. Empecé hablando con Pablo pero luego con María convenimos que Tomás estaba más hecho para mi que para ella, por supuesto, qué se creía? Me advirtió que no tiene una idea de amor demasiado sólida. La verdad es que yo tampoco. Pero, y si funcionamos? Para el amor no hay fórmulas, si funciona, funciona. Hay que experimentar y para mi Tomás es un bombón de laboratorio, ahhh! Lo veo tímido pero a la vez tan experto. Es muy inteligente, superdotado me han dicho. María dice que tiene tendencia a la infidelidad pero ya le haré ver que no busque fuera lo que yo le puedo dar, lo se por experiencia, algun día teníamos que madurar y fidelizarnos... y además, se le ve enamorado de verdad. Le daré una oportunidad.

Cómo las ven ellos: Tomás(11)

Cómo las ven ellos: Tomás(11) Tomás veía a Jorge tan enamorado… Y Pablo, ahora que lo pensaba, andaba muy raro últimamente. No será que están enamorados? Jajaja… Ahora se encontraba frente al mar, en su piedra favorita, reflexionando.

Aparta esa idea, el amor no está hecho para mi. Pero claro, llevo tiempo, demasiado, esperando algo más que una amistad. Si me quedo con el rollo, con las relaciones breves, con las amistades… el día en que por mi atractivo no llame la atención, qué? El día que me canse de ir persiguiendo chicas? Tengo que cambiar, tarde o temprano el amor me vencerá. Pero me es tan desconocido el mundo femenino, encierra más de un misterio para mi… ¿Por qué todas las amigas q tengo (o la mayoría) tienen novio? Mira a Nieves por ejemplo. Estoy un pelín cansado de que si vas de buen royo, de amigo, las chicas no se te toman en serio...te quedas en esto, amigo... esperáis q os ataque enseguida o qué? A partir de qué café se pasa de candidato a simple amigo? Tengo que saberlo, si es así, con Nieves, por ejemplo, no me voy a tomar más cafés. Por lo demás no me quejo de tener amigas, es un tesoro! Pero al cabo del tiempo me convertiré en consejero emocional de Jorge y Pablo, que por cierto, me han preguntado qué opinaba de María y Julia respectivamente... nada que me veo acabado... metido en una Agencia Matrimonial aconsejando a parejitas... Vale, soy inocente, pero no tonto! Que me doy cuenta que empieza a ser hora de traspasar esta línea de la amistad (a veces tan delgadamente imperceptible, otras tan ancha, gorda y resbaladiza).... Me horroriza que una amiga mía me suelte: Tommy, eres un trozo-de-pan, mi MEJOR amigo!!! ......(..)
Ok, según Pablo, regla número uno: tengo que ir sólo (en el juego de la seducción), intercambiar unas miradas observando una posible “mirada de aprobación”. Regla número dos: Currármelo, tomar la iniciativa y tener mucha paciencia, estando, si es necesario, dispuesto a todo tipo de pruebas que demuestren mi auténtico interés y que mi estilo no es ir llamando de puerta en puerta a ver si hay suerte.


Vaya: Jorge, Pablo y Tomás están como una moto, no? Como reaccionaran las chicas? Renunciará Maria a su idea de Amor para aceptar el de Jorge, más terrenal? Dejará Nieves su novio para ir con Tomás? Dejará Julia su tan amada y reconquistada soltería? Ya se sabe que ellas se lo toman con calma, nos harán sufrir? Se hará esperar su respuesta? Mira, habéis tenido suerte. No se si por mi condición de chico o porqué me dais lástima (me consta que más de un lector/a está enganchado al novelón) seguiré a ritmo de post diario sobre el tema... llevo diez, tengo pensados unos 3 más mínimo... Continuará...

Cómo las ven ellos: Jorge(10)

Cómo las ven ellos: Jorge(10) Jorge andaba más enamorado que nunca de María, la chica de los ojos azules que conversó con su amigo Tomás. “Es una chica pura, honesta y con la que hay que hablar con absoluta sinceridad”.
Después de italiano Jorge solía esperar a Tomás y María para ir al cine y, con la complicidad de su amigo, fue conociendo mejor a María, que estaba encantada con sus dos nuevos y atentos amigos aunque no veía las intenciones, buenas, de Jorge.
Un sábado por la mañana, tumbado en el césped de un parque, Jorge escribió un acróstico (poema que forma versos a partir de un nombre, en este caso MARIA, escrito en vertical, de forma que cada verso empieza con una letra del nombre).


M iro tus azules ojos que me
A dormecen, apaciguan y maravillan
R otundo giro ha dado mi vida y me permito
I maginar, soñar y proyectar
A nte el reto que tu amor supone.


Eres un ángel, María, tu nombre puro y angelical lo asocio a éstas nubes blancas que surcan éste cielo azul ésta mañana primaveral. Tu presencia me turba, cuando te veo, mi ritmo cardíaco aumenta siendo cada instante más vivo, más intenso aunque mi cuerpo permanece paralizado como si el tiempo se hubiera detenido. Percibo como si la vida cobrara un sentido nuevo, percibo algo que me supera hasta que una palabra tuya, clara y cariñosa, me libera y humaniza la situación. Entonces el aire vuelve a ventilar mis pulmones y a relajarme. .
Éstas y semejantes misivas fueron entregadas a María de forma indirecta por mano de Tomás que tenía fácil acceso a la mochila de María los viernes en clase de italiano. Eran anónimas pero semana a semana fueron llevando a María a la conclusión adecuada: era Jorge y no Tomás el autor de las misivas, quién daría el siguiente paso?

Cómo las ven ellos: Pablo(9)

Cómo las ven ellos: Pablo(9) [Inspirado en "La carta esférica" de Arturo Pérez-Reverte]

Pasaron unos días, semanas y los tres chicos por un lado y las tres chicas por otro se reencontraron separadamente. Fue inevitable que se preguntaran entre ellos/as cómo veían a los/as demás. Sólo conocían bien un solo chico/a y de esas reuniones confabulatorias surgió un prototipo identificativo de cada cuál.
Tomás y María se vieron en la escuela de italiano y propusieron encuentros semanales con todos los amigos. Así fue cómo semana tras semana se fueron conociendo entre todos. Y claro, Dios los crea y ellos se juntan.
Pablo estaba sumido en complejas reflexiones intentando sacar algo en claro del lío mental en que se hallaba.
De las tres, de largo, me quedo con Julia. Sin duda la más lista e inteligente. Me vuelven loco las chicas así, me hacen sufrir, me cuesta estar a su altura, pero se derriten porque les mires cuando caminan o abras una conversación para romper el hielo, se dejan llevar pero sólo por dónde ellas quieren.
Mientras hablaba con Jorge me estuvo mirando un buen rato, lo notaba y Jorge me lo confirmó. Sin embargo no estoy seguro de ser capaz de aguantarle la mirada. Se muestra tan serena y segura de si misma que me da miedo que esté jugando conmigo a un falso juego de seducción para dejarme tirado al mínimo intento de acercarme a ella.
El otro día, hablando a solas con ella fue terrible. Me sentí un imbécil, nunca había actuado de ese modo. Ella me clavaba la mirada en mis ojos pero yo era incapaz de aguantarla. Maneja el silencio como nadie. Luego como si se compadeciera de mi me dedicó una mirada mezcla de hastío, sabiduría y cansancio. ¿Por qué van tan de superiores? Claro, creen que todos somos iguales y simples. Con un par de frases tienen suficiente, ya nos conocen de antemano, no dan pie a la duda, a la sorpresa, les hemos decepcionado y creen que pueden manejarnos a su antojo.
Pero ah! Cómo se mueve. Sus piernas enfundadas en esas medias finas y blancas se movían como las de una bailarina. No se aprende a andar así de forma consciente. Una mujer se sienta, habla, camina o inclina la cabeza de una u otra forma, eso no se puede estudiar ni aprender. Me siento tosco, vulgar, torpe.

Ante similares excusas sus dos amigos le daban poco crédito. “Estás enamorado, eso te debilita, te hace vulnerable”. “La tienes idealizada, lo que hace bien para ti la hace sublime y lo que hace mal la hace humana y incluso te parece que no lo hace tan mal”. “Como dices tu, está esperando que rompas el hielo. Dale una señal, ni muy clara ni demasiado tímida, ellas siempre nos ven el plumero.”
La próxima cita, Pablo estaba muy animado, estaba dispuesto a ir a por todas. Intuyó una mirada receptiva de Julia y avanzó hacia ella con seguridad y con una amplia sonrisa. Le susurró al oído que esa noche estaba muy guapa y que llevaba semanas deseando pasar por esto, por decir “todas esas bobadas que se dicen en estos casos”.

Júlia y Jorge (8)

Júlia y Jorge (8) Jorge y Julia destaparon la caja de los truenos con el tema de: “el reparto de tareas entre el hombre y la mujer en el hogar”.
Julia se armó de razones dada su condición de mujer separada con la libertad bajo el brazo.
- Si vuelvo a tener pareja haré las cosas de otra forma. Por supuesto que la repartición de tareas tiene que ser equitativa y rotatoria. No me vale lo de que “no se hacer esto”. Nadie ha nacido especialmente dotado para las tareas del hogar, ni negado ni incapacitado para aprenderlas.
-Vale, pero esto no quita que a uno se le de mejor una cosa que otra y también habría que tener en cuenta las preferencias de cada uno. Además, se trata de estar a gusto, no? Y que yo sepa, cada uno tiene su gusto y el concepto de “sucio” y “limpio” es subjetivo. Según tu punto de vista podríamos fijar aquí mismo las tareas y rotaciones de una hipotética pareja y eso tendría que cuajar en cualquier pareja real del mundo, me equivoco?
- A ver, hay mucho hombre comodón por el mundo. Yo lo que quiero dejar claro es que hay chicos que les importa un comino que su habitación sea una pocilga, claro que ven el desorden y la suciedad, pero sencillamente prefieren, por vagancia, seguir nadando en la montaña de basura que han convertido su casa. Sólo hay que ver los pisos de solteros, mención especial las habitaciones, en concreto la cama y el armario.
- Jeje, sí, es cierto. Pero no se puede generalizar, no tenemos la exclusiva en eso. Mira Julia, yo creo que cada pareja puede llegar a un acuerdo, a distribuir unas tareas. Hay tantos factores a tener en cuenta: horarios, cercanía del lugar de trabajo a panaderías, pescaderías, mercados, supermercados, habilidades, capacidades, ganas de hacer unas u otras cosas,... Además, por mucha voluntad y empeño que pongamos tenéis un sentido de la limpieza, del orden y de las tareas en general muy superiores a las nuestras. Quizá tenga una explicación genética y todo. No eran los homínidos machos los que iban a cazar mientras las mujeres se dedicaban a la recolección y a tareas más domésticas? Y sin ir tan lejos: son sólo el machismo y la educación los culpables que nuestras abuelas tuvieran el 100% del control del hogar?
El debate queda en el aire.

Pablo y Nieves(7)

Pablo y Nieves(7) [Éste tema lo enfoco más como provocación al personal que para decir la mía, sólo estoy jugando, si os ofende es que no hemos conseguido jugar juntos...]

Bienvenida/o, seas chico o chica. Ésta discusión está tomando forma, apresúrate a decir la tuya, hay que mojarse, ahí está la gracia, la confrontación está garantizada y la polémica está servida en un plato no muy digestivo. Se trata de aquellos temas que levantan ampollas, suscitan polémicas ancestrales y desatan opiniones y contraopiniones opuestas, sin término medio.
Quién lleva la batuta en el juego de la seducción? El debate no tendria ninguna gracia si lo zanjáramos con un "depende". Ahí juega un papel clave la identificación.
Cuando un amigo (para las chicas, traducir al femenino) despechado horas antes por su novia te viene a llorar sus penas no me digas que no sientes en tu foro interno una pizca de identificación como parte del colectivo masculino?
Cuando el barman intenta calmar la sed de justícia (que no de alcohol) de su cliente de toda la noche, no hace más que soltarle tópicos, falsas verdades consoladoras al estilo de: "todas son iguales, son frías, calculadoras y van detrás de tu dinero, ha encontrado a un chulo, a todas luces, un impresentable".
Pablo y Nieves estan en su salsa. Han dejado a un lado el miedo a herir sensibilidades y se atacan mútuamente, se hechan en cara un cúmulo de contradicciones y, sobretodo, ríen y ríen porque han abordado el tema con mucho sentido del humor.
Establecidos pues los dos bandos, empieza el debate (como los de la tele, no tiene solución, final o vencedor, seguirá hasta el fin de los tiempos).
Me da mucha rabia estar siempre en inferioridad numérica. Nosotros solemos ir a ligar en grupos de tres, con Jorge y Tomás por ejemplo, pero a la hora de dar el paso me encuentro que mientras mis amigos me dejan vía libre vosotras os pegáis más, si cabe, a vuestras colaboradoras compinches.
El juego acaba de empezar y para acceder a Ella nuestro amigo Pablo se debe encarar a las amigas de Ella y convencerlas que se es un digno aspirante, puesto que seran oportúnamente consultadas a tal efecto. Siempre ganan ellas, nos llevan y consiguen salirse moralmente con la suya.
Es cierto que hay más complicidad femenina que masculina. Si se me presenta un chico acompañado, seguramente interpretaríamos, y en esto todas estaríamos de acuerdo, que el chico es tímido o NO se nos toma muy en serio. Sin embargo hay un intercambio previo de miradas en las que os damos muchas pistas. Muchas veces ya obtenéis el premio de nuestra aprovación y el juego posterior es puro trámite.
Quién da el primer paso, quién esoge primero? Aunque nos hagan creer lo contrario ellas preparan la "trampa" con sumo cuidado para hacernos ver que somos quienes tenemos la iniciativa. Cómo intenta hacernos creer Nieves. Cómo que “obtenemos un premio con su mirada”? No sería la primera vez que nos engañan con miradas seductoras que luego no son tales. Eso sí, nos dejan el honor de dar el primer paso.
No acabaríamos nunca la lista de situaciones en que ’vosotras’ hacéis uso de todo tipo estrategias de lo más sutil, haciendonos creer que nuestra voluntad es, en realidad, de mucho peso.
Es verdad, os lo tenéis que currar y, sí, os hacemos sufrir pero no más de la cuenta. Os ponemos a prueba, cada una sabe que la paciencia es muy importante y si un chico no está dispuesto a esperar es que en realidad no nos quiere.
Palabra de mujer. Sin embargo, por muy malas que sean, como dice Marc,"el juego de tira y afloja siempre es divertido. Supongo que esto es lo que las hace interesantes".
Pese a que es un juego con múltiples daños colaterales en lo emocional, no deja de ser un juego, y como tal, lo principal es jugar limpio y saber perder con deportividad, hay mucho de que aprender. Es una relación amor-odio donde el odio se convierte en una cura de humildad y en la sana aceptación de las reglas del juego (que ellas fijan) y el amor sale refortalecido.

Mirada de María (6)

Mirada de María (6) Fue con esa conversación con Tomás cuando María evocó aquella noche en la que, sentada en la cama, descubrió: la idea central de su vida, la más elevada de todas.

- No se si es tu caso, Tomás, pero hay gente que se siente decepcionada por el AMOR. Pero no, somos nosotros los que fallamos al AMOR.
El AMOR se desmorona si no hay confianza. No es tu caso, con sólo dos o tres encuentros no hay engaños ni infidelidades. Gozas de la independencia y libertad del aquí y ahora.

Sin embargo yo quiero tener una vida en común, no me bastan unas horas con un chico, sería empezar de zero cada vez. Un dia tendré la certeza que viene una sola vez. Hasta entonces espero la casualidad más grande de mi vida.

En un encuentro breve no se puede apreciar el placer de una larga conversación con quién basta un gesto para entenderos. Ni tampoco la belleza de envejecer junto a quién amas.

Dicen que el AMOR no consiste en contemplarse mútuamente sinó en mirar juntos en una misma dirección. Este amor no se acaba en la pareja sinó que a partir de ese núcleo fuerte se proyecta a los demás.


Ella creía en el amor que no liga, que no quita independencia ni libertad; en la solidaridad, el compartir, el bien común, el respeto, el consensuar las decisiones, luchar por la unidad y la estabilidad dentro de la pareja.

Sólo así se sentía respetada, dignificada, limpia y con la conciencia tranquila.

En su corazón se había encargado de tejer un sólido tejido emocional tan fuerte que se veía capaz de construir una relación más firme y duradera, basada en el AMOR de sus sueños. Cuando llegase el momento sabía que encontraría a alguien que le hiciese sentir que el amor que compartían era digno del que un día, cuando era pequeña, sintió que le llenaba al tiempo que le exigía estar a la altura.

Mirada de Tomás (5)

Mirada de Tomás (5) [Inspirado por "La insoportable levedad del ser" de Milan Kundera]

¿Así que buscáis piso para ti?
Sí, para mi. Para mi sola.-Mirando a sus amigas añadió: -ellas estan con sus cosas, Nieves vive con su novio y Júlia se acaba de separar y tiene tantas ansias de libertad que lo último que haría sería compartir piso.
Anda! Como yo! Pensó en voz alta Tomás. Se dio cuenta que María le miraba inquisitivamente y, sonrojado, explicó.Me refiero a que no creo que fuera capaz de vivir con nadie, en pareja, me refiero.
Porque va contra tu estilo? O porque te has acostumbrado a vivir solo?
No, si un compañero me pidiera compartir piso ningún problema.
Quizá no vayan contigo las relaciones duraderas y estables.
Exacto, para mi lo ideal es no ligarse demasiado, espaciar los contactos, no quedar más de…
Dos veces con la misma chica?

Le había pillado, pero lejos de soltar evasivas o negarlo todo leyó en María una mirada respetuosa. No se sentía juzgado y sentía que para no romper el clima de confianza, la buena sintonía ni su credibilidad debía ser sincero. Se trataba de una chica honesta, María.

Sí, no creo que el amor esté hecho para mi. No veo más allá del enamoramiento. Sin embargo cuando estoy en la segunda o tercera citas, antes de que todo termine tengo una ilusión. Le aguanto la mirada mientras me pregunto: sería capaz de amarla? Qué siento por ella en este momento? No, es un engaño del subconsciente.

Se trataba más bien de un impulso desesperado de quien, en lo más profundo, es incapaz de amar. Le asustaba tomar consciencia de éste tipo de cosas. Le resultaba demasiado extraña la idea de que él no era sinó un personaje de si mismo y el amor: un sentimiento fingido para reconocerse en él y, de este modo, aceptarse.
Pero esa ilusión dura poco. Rompo esos instantes de intimidad en pareja, la abrazo con fuerza y la idea de amor se me escapa por los brazos hasta la punta de los dedos y ya no vuelvo a sentir nada más por ella. Tan sólo es una ilusión.

María (4)

María (4) Estaban en un bar, de noche. Los chicos solían ir a ver el fútbol y luego se quedaban a cenar. Júlia y Nieves habían acompañado a María para buscar piso toda la tarde. Se les había hecho tarde y Júlia tuvo la original idea de ir a un bar a cenar. “Una forma de ver si un barrio te gusta o no es por sus bares”- propuso. Con esas estaban cuando entraron en un bar semivacío con varias mesas libres. Escogieron la más cercana a los chicos aunque sin percatarse de su presencia.
Dos tríos, perfecto! No viene a cuento, pero un día oí comentar que la pareja es inestable de origen. El trío viene a ser la solución. Cuando hay una discusión un miembro de la pareja se atrinchera en una opinión y el otro en la contraria. Con el trío siempre habría un bando ganador, y con democracia!
Pablo estaba de cara a la mesa del terceto femenino. Con sus dotes de observador se dio cuenta que cada vez que una de las chicas, Júlia, hacía un sorbo a su bebida, paseaba la mirada de lado a lado.
-Venga Jorge, ahí detrás tenemos tres chicas que se lo tienen todo dicho, llevan un aburrimiento encima…
A Jorge no le gustaba éste tipo de situaciones comprometidas, salió del paso a su manera. Pero después de ir al baño y aprovechar para dar un vistazo a la mesa en cuestión, de repente, se le ocurrió una escusa para aproximarse. Vió que había tres de las cuatro sillas ocupadas.
-Perdón, está ocupada?- preguntó Jorge. Mierda, que pregunta más imbécil, con la cara que ponen está claro que se preguntan porqué no he cogido cualquier otra silla.
-Nada, esperamos compañía…Pero seré inútil, me han traicionado los nervios, en qué estaría pensando.
-Quiero decir que ahora vendrá mi hermano y… ”Mi hermano”. No podía encontrar una respuesta más original.
-Tu hermano? – Saltó Júlia. –Por casualidad no serás de éste barrio? Es que nuestra amiga, María, está buscando piso por aquí…
En seguida se añadieron Pablo y Tomás a la conversación. Los tres eran del barrio, Pablo y Tomás habían ido al mismo colegio, lo conocían bien. Se contaron éstas y algunas cosas más a cerca de dónde les gustaría vivir, con quién, cuanto tiempo, en qué ciudad, de qué trabajaban o estudiaban.
En algun comentario aislado a Tomás se le escapó una expresión en italiano y resultó que María lo estaba aprendiendo. Chapurrearon algo y como vieron que los demás no les hacían mucho caso siguieron hablando de cosas que sería una indiscreción desvelar. Sin embargo cuando, más tarde, sus amigas le preguntaron a María de qué habían hablado, enseguida se dieron cuenta que el chico se había sincerado sobre “su vida sentimental”.
Por su lado Nieves y Pablo estaban metidos en una discusión que había arrancado del ejemplo de María de buscar independizarse para estancarse en el intrincado debate de quién manda en la “seducción entre chico-chica”.
Jorge y Júlia participaban en la misma conversación pero evitando polemizar en ese tema que suponían conflictivo dieron con uno peor que destapó una herida mal curada de Júlia: “el reparto de tareas entre el hombre y la mujer en el hogar”.

[Desarrollaré cada una de las conversaciones en próximas entregas. Se merecen un capítulo a parte cada una, no? Si queréis que desarrolle algún otro tema, pues me lo decís a tonificante@gmail.com o por comentario, lo recibo igual en el correo, ok?]

María (2)

María (2) María tenía 25 años, había terminado sus estudios y se empezaba a abrir camino en el mundo laboral. Estaba soltera, sin compromiso. Charlaba animádamente con Nieves y Júlia. Nieves compartía piso con su novio y Júlia se acababa de separar y era, de nuevo, “libre”. Discutían sobre las ventajas de cada una de sus situaciones: soltería “por defecto”, vida en pareja, soltería reconquistada...
Maria veía el discurso de Júlia un poco afectado por la dura experiencia de su separación. Cuando su amiga enumeraba las ventajas de “su soltería” como: independencia, libertad, mayor capacidad económica, recobrar el propio espacio, tomar las propias decisiones, estabilidad... veía la soltería de su amiga muy distinta a la suya propia. Las dos eran solteras, sí, pero María no se sentía igual. Ella creía en el amor que no liga, que no quita independencia ni libertad; en la solidaridad, el compartir, el bien común, el respeto, el consensuar las decisiones, luchar por la unidad y la estabilidad dentro de la pareja...
Nieves tampoco estaba muy de acuerdo con Júlia pero la comprendia. Ahora estaba bien con su novio pero sus relaciones anteriores habían sido breves, temporales y frágiles. “El amor se puede ir tal y como vino”. “Vivimos cada instante con intensidad, estamos bien pero quién sabe lo que pasará dentro de unos años, no le puedo asegurar que le ame para siempre”. “Estoy con él porqué me da la seguridad de saberme querida y siento que soy importante para alguien”.
Las ideas de María no encajaba con las de Nieves. En su corazón se había encargado de tejer un sólido tejido emocional tan fuerte que se veía capaz de construir una relación más firme y duradera, basada en el AMOR de sus sueños. Cuando llegase el momento sabía que encontraría a alguien que le hiciese sentir que el amor que compartían era digno del que un día, cuando era pequeña, sintió que le llenaba al tiempo que le exigía estar a la altura.
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